Entrevista a Fernando Villavicencio: “Escribir es peligroso. Igual o peor que cargar un arma.”

Foto tomado del excelente artículo: http://www.planv.com.ec/historias/testimonios/fernando-villavicencio-un-libro-desde-la-clandestinidad
(Foto prestada del excelente artículo de Plan V: http://www.planv.com.ec/historias/testimonios/fernando-villavicencio-un-libro-desde-la-clandestinidad)

La primera vez que me comuniqué con Fernando Villavicencio fue el verano de 2014. Hablamos por videoconferencia: yo desde una oficina en Canadá y él desde una computadora pública en la aldea amazónica de Sarayaku. Se sentía especial poder conversar así. Todavía no era información pública que Villavicencio había salido de Washington D.C., donde fue a solicitar ayuda para combatir la persecución política que sufre en Ecuador.

Después de que consiguió que la CIDH emitiera medidas cautelares en su favor, él había regresado en secreto a Ecuador a buscar asilo en Sarayaku, una aldea Kichwa en la selva.

Entre desconexiones e interrupciones, me contó su travesía, su ingreso, sin problemas, por la frontera colombiana y sus experiencias moviéndose por el país en la clandestinidad. Desde Sarayaku me dijo: “Estamos viviendo una vida libre en la selva, entre los chonta duros, los monos y los pujilíes. Vamos de casa en casa. Yo me siento profundamente respaldado y seguro. Aquí estamos libres.”

Fernando Villavicencio (mitad) con sus dos amigos , en Sarayaku
Fernando Villavicencio (en medio) con sus dos amigos , en Sarayaku

Esa libertad no le duró mucho tiempo. Pocos días después de que conversamos, los y las líderes de Sarayaku hicieron público su asilo. De repente la atención internacional y la del Estado se enfocó en la aldea. La policía comenzaba a hacer ruido que iba a ingresar a la comunidad. La situación se volvió insegura para los fugitivos tanto como para los residentes. Por decisión propia salieron de Sarayaku y se adentraron en la selva. Uno de los tres, un médico llamado Carlos Figueroa, se entregó a las autoridades y está actualmente privado de libertad cumpliendo una sentencia carcelaria de seis meses. Villavicencio dice que no le apetece cumplir una sentencia de cárcel. “Yo no soy un delincuente. No estoy acusado de delito, sino de haber pedido que se investigue un caso de corrupcion. Estoy acusado de escribir.”

Hoy su paradero se desconoce. Se cree que sigue en Ecuador.

Esta semana pude comunicarme nuevamente con él. Me interesó saber cómo sigue con sus labores de investigación a pesar de toda la persecución que sigue sufriendo. También le pregunté cómo se protege de las fuerzas de seguridad locales que lo buscan para encarcelarlo.

Aquí publico la entrevista que realicé:

Hace ya muchos años que eres activista laboral, organizador político y ayudas a periodistas, ya sea como fuente o como escritor. ¿Recuerdas la primera vez que te sentiste espiado o temeroso de la privacidad de tus comunicaciones? Cuéntame de tus experiencias en darte cuenta de este aspecto de tu trabajo.

Desde muy joven inicié mi actividad periodística vinculado a los movimientos sociales y a los medios masivos.

El acoso, la persecución y la judicialización en mi contra, no son prácticas nuevas. Cuando tenía 18 años publicábamos un periódico de tendencia trotskista llamada “Prensa Obrera”. Escribí una investigación sobre la utilización de grupos populares como brigadas de defensa civil en contra de los opositores de ese entonces. Era el gobierno de León Febres Cordero. Estuve preso dos días en un batallón militar, incautaron los periódicos. Fui liberado porque no pudieron probar que estaba vinculado a los grupos guerrilleros de esa época: Alfaro Vive y Montoneras Patria Libre. En realidad, mi tendencia de izquierda no comulgaba con el foquismo guerrillero.

Ese fue mi primer impacto con el poder, donde sentí que escribir era peligroso, igual o peor que cargar un arma.

Trabajé más de una década como periodista de radio, en cobertura e investigación de temas diversos, especialmente de carácter social. Me refiero a gobiernos de diferentes tendencias, pero no tuve que vivir acciones que hayan vulnerado mis derechos periodísticos. Hasta 1999, en el gobierno de Jamil Mahuad, cuando ejercí una importante acción pública de denuncia de las pretensiones de privatizar la industria petrolera. En particular la entrega de los campos Edén Yuturi y Limoncocha a la compañía Occidental. En esa época laboraba como comunicador en la empresa estatal Petroecuador. Contaba con información de primera mano sobre el tema petrolero, y eso me permitió tener una posición privilegiada en los medios de comunicación. La respuesta del régimen fue el despido de mi trabajo.

Mi inclinación periodística fue la investigación. Creo que periodismo es sinónimo de investigación. Esa ha sido mi pasión, ser un buscador de información, en particular de los negocios públicos relativos a los grandes sectores de la economía: petróleo, electricidad, telecomunicaciones. Me dediqué a coleccionar contratos, estudios. Todos los documentos públicos tienen algo escondido, solo hay que saber entender, leerlos, para descubrir las interconexiones.

Esa ha sido mi pasión, ser un buscador de información

En el Ecuador, que desde la década de los 70 ha dependido en gran medida del petróleo, un periodista o un político que no sepa cómo se hacen los negocios en la cadena productiva petrolera, no sabe nada. Los más grandes grupos económicos de Ecuador, en su gran mayoría son una casta parasitaria, que viven de contratos de servicios petroleros, eléctricos y de telecomunicaciones. Es decir: diputados, alcaldes, concejales, ministros, etc, lo que hacen es constituir empresas de papel, ponerlas a nombres de terceros, o en paraísos fiscales, y desde las oficinas de las empresas estatales y ministerios, se adjudican contratos millonarios. Esa historia es la base del poder político ecuatoriano. Es decir, un poder levantado en el tráfico de influencias, en la corrupción.

Mi obsesión fue descubrir cómo operan esos grupos en los negocios y en la política. Cuando armas el rompecabezas tienes dos opciones. lo revelas, poniendo en juego tu propia integridad; o tranzas con el poder, y eres parte del sistema sanguíneo de la corrupción. Solo hay esas dos opciones.

Desde 1999 me dediqué a investigar uno de los casos más grandes de corrupción en el Ecuador, la entrega del campo Palo Azul a Petrobrás. En 2008 la Fiscalía me dio la razón e inició un juicio penal por peculado en contra de 27 ex funcionarios de 4 gobiernos, entre los que estaba un ex Presidente de la república, 5 ex ministros, subsecretarios, etc. La crema y nata de la política ecuatoriana.

Ese fue el caso que nos puso a Rafael Correa y a mi persona en orillas diferentes desde el inicio del gobierno, como revelo en mi libro Ecuador Made in China. Se trataba de un perjuicio de 2 mil millones de dólares al Estado. Luego, Correa, pactó con Lula Da Silva y acomodó la piezas en el sector petrolero, incorporando en los estamentos de control a los mismos actores que participaron en lo negociado. Galo Chiriboga fue nombrado Fiscal. Por primera vez en la historia judicial, un Fiscal cambia 180% el informe de su antecesor y pide el archivo del proceso penal.

Son casi 300 casos de irregularidades en el sector público que he investigado desde el año 1999 hasta la fecha. La mayoría corresponden al gobierno de Rafael Correa. Muchos de eso casos de corrupción están en los organismos de control: Fiscalía, Contraloría, Procuraduría. Decenas de investigaciones han sido confirmadas por estas instancias. La información que he logrado compilar ha servido de base para levantar estudios e investigaciones que se han presentado a los organismos de control. Lo propio para la realización de reportajes periodísticos que los he publicado en varios medios de comunicación.

Screenshot from 2014-12-14 19:48:58

Y otro aporte ha sido facilitar esos materiales a los periodistas. Ningún periodista de Ecuador y de los grandes medios internacionales podrá desmentir que he facilitado información veraz, de primera mano, sin ningún condicionamiento. En ese sentido me convertí en una fuente de información. Lo que también molestó al poder. Mis comentarios ya no solo estaban en mis reportajes, sino también en otros medios.

Esta realidad me puso en una situación complicada. Me tocó aprender a convivir entre el periodismo, la vocería técnica y la política.

Es en este gobierno donde la persecución y el acoso informático y físico se presenta de forma desembocada.

Es en este gobierno donde la persecución y el acoso informático y físico se presenta de forma desembocada. El primer trimestre de 2008, por mi relación con el excomandante de la Marina, Homero Arellano, el gobierno articuló toda una estrategia en mi contra. Le invito a leer el libro de Galo Chiriboga, recién presentado, “Al toro negro por los cuernos“, ahí se describe cómo ellos pensaban de mí y del movimiento del que provengo. Aunque no menciona mi nombre, se refiere a mí y al Polo Democrático.

En marzo de 2008 recibí información de inteligencia militar, proporcionada por el Comandante Homero Arellano, sobre el espionaje que se realizaba a los asambleístas en Montecristi. Un día, a las 22H00 fui secuestrado. Dos hombres armados con ametralladoras interceptaron mi vehículo, me obligaron a salir de la casa en el auto, uno de ellos conducía. Tenía un portafolios con esa información y decenas de documentos sobre corrupción. Estaban solo interesados en mi laptop y en documentos. Luego de 4 horas me abandonaron en una zona rural del sur de Quito, se llevaron el vehículo con los documentos. Semanas después apareció el vehículo. Puse la denuncia en la Fiscalía, hasta el día de hoy han investigado el caso.

Al día siguiente, el Viceministro de defensa, el actual legislador de PAíS, Miguel Carvajal, llamó a Homero Arellano, a que me haga extensiva la solidaridad frente al secuestro. Estuve junto a Arellano en ese instante. Es decir ellos sabían de mi relación con Arellano. El mando naval que dirigía Petroecuador en ese entonces estuvo opuesto a una serie de contratos que presionaba la Presidencia de la República, como la entrega del campo Armadillo en el Parque Yasuní, la explotación del bloque 31, y estaba dispuesta a caducar los contratos de Petrobras, que eran contrarios a la renegociación de los contratos petroleros como lo realizaba el Ministro Galo Chiriboga. Por esa razón el presidente de Petroecuador de ese entonces, Fernando Zurita, fue removido del cargo.

Hace un año tus computadores fueron confiscados en un operativo policial, casi militar. ¿Has recuperado esas máquinas? ¿Perdiste algo de información en esa instancia? ¿Cómo ese operativo afectó a tu trabajo investigativo?

El acto urgente pedido por Alexis Mera y Rafael Correa con el cual allanaron mi casa y mi oficina en la Asamblea y la de Cléver Jiménez, se hizo con el argumento de que los dos ciudadanos habíamos hackeado los correos electrónicos de la Presidencia de la República. Si era un acto urgente, debía en la incursión, al momento de encontrar las evidencias, proceder a detenerme. No encontraron ninguna evidencia de hackeo. Hasta un año después (Dic. 2014) no han probado nada. Por el contrario, ellos mismos confirmaron que quien había hackeado sus correos era la compañía Chevron. Ellos sabían eso desde el año 2012, como lo demuestro en el libro “Sarayaku, la derrota del jabalí”. Es decir, el gobierno invadió mi casa y la Asamblea, en navidad de 2013, sabiendo que no encontrarían evidencias de hackeo. ¿Qué buscaban entonces? Según las pruebas que logré obtener, y las revelo en el libro, el objetivo del allanamiento fue tomar el control de la información relativa a negocios petroleros, en particular los negocios con Petrochina que había denunciado en mi libro anterior y en una investigación larga de Reuters.

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Esta caricaturización del allanamiento a Villavicencio ocasionó que el gobierno iniciara una demanda al periódico que lo publicó y al caricaturista.

El gobierno quería impedir que sigua revelando información que les complicaba. Además querían saber sobre las fuentes de esa información, Qué funcionarios del gobierno me las proporcionaban, etc. En el allanamiento se llevaron más de 8 mil PDFs, documentos oficiales y otros privados relativos a casos de corrupción que me encontraba investigando. También videos, audios, considerados importantes evidencias, especialmente reuniones oficiales, sesiones de directorios donde se tomaron decisiones transcendentales de Petroecuador, Conatel, Senatel.

También incautaron documentos impresos, copias de informes físicos que estaban en mi casa, así como todos los discos duros en la Asamblea en los que habían miles de documentos de casos que se investigaban.

En mi laptop tenía la segunda edición del libro “Ecuador Made in China”. Esa información se perdió, no tenía copia. De los demás documentos, en un 65% logré recuperarlos, porque los tenía en archivos virtuales en la nube. Otra información exclusiva que estaba en esa computador hoy está en manos del gobierno.

Digo del gobierno con propiedad, porque fueron ellos: Rafael Correa y Alexis Mera, quienes horas después del allanamiento señalaron a los medios que habían encontrado cosas terribles. Además, Mera dijo en GamaTV que tenía en su celular copias de miles de documentos que había encontrado en mi computadora. A confesión de parte relevo de pruebas. Los equipos incautados fueron directamente a manos del Presidente y de su asesor Jurídico. Fue un allanamiento político, al mejor estilo de las dictaduras más duras.

Sin poder probar el hackeo, se dedicaron a sostener que Jiménez y Villavicencio habían difundido información reservada, que supuestamente nos fue entregada por Chevron. Este punto también lo contrasto en mi libro Sarayaku (Nota de autor: el libro se puede comprar en versión Kindle en la tienda de Amazon).

Hasta el día de hoy, un año después del violento e ilegal allanamiento, no se ha formalizado ninguna acusación en mi contra, la Fiscalía supuestamente sigue investigando el caso y realizando peritajes a los documentos. Yo personalmente pedí a la Fiscalía que integre todos los archivos de mis computadoras al proceso. Si hubiesen encontrado información que me perjudique ya lo hubiesen sacado. Tienen información que les perjudica a ellos.

Si hubiesen encontrado información que me perjudique ya lo hubiesen sacado. Tienen información que les perjudica a ellos.

Hemos solicitado la devolución de los equipos: dos computadoras, una portátil y una fija, un proyector de videos, un iPhone, otros tres celulares de mis hijos y esposa, una tablet de mi hijo pequeño, decenas de pen-drives. No nos devuelven nada.

Luego del allanamiento vino la sentencia judicial por otro caso, es decir todo estuvo perfectamente calculado. Se trataba de silenciarme. En parte lo han logrado.

Hoy casi no existe un solo asambleísta de oposición que esté investigando los temas que desde el despacho de Cléver Jiménez, realizábamos. No hay. Pedí a varios legisladores de oposición que siguieran con temas importantes, incluso les envié documentos o les sugerí que pidan cierta información, se negaron. Me reservo los nombres. Los grandes medios de información recibían información de corrupción a través de legisladores, entre ellos Cléver Jiménez. Al sacar a Jiménez y sentenciarnos, silenciarnos, también se cortó un puente de paso de información a los medios. Unido a los cercos creados por la Ley de Comunicación, configuran un paisaje de silencio e impunidad.

Hoy, desde la clandestinidad, en medio del susto, sin recursos tecnológicos, acosado, lleno de preocupación por las amenazas y acoso a mi familia, sigo investigando, escribiendo

Hoy, desde la clandestinidad, en medio del susto, sin recursos tecnológicos, acosado, lleno de preocupación por las amenazas y acoso a mi familia, sigo investigando, escribiendo, es más, sigo recibiendo información de fuentes del propio gobierno que no están de acuerdo con lo que pasa en términos de contratación pública. Pero las vía de llegada se han cerrado, ya los medios han cerrado en su mayoría las unidades de investigación, solo sirve para el chisme entre colegas. Los pocos medios, como PlanV, seguimos jugándonos la vida presentando trabajos de investigación. Escribir hoy en Ecuador es jugarse la vida.

Sin recursos económicos, viviendo de la ayuda y solidaridad de la familia, de los amigos, de las ventas de los libros. Esperando cualquier noticia terrible sobre mi familia. Recibiendo permanentes reportes de mi esposa sobre los seguimientos de agentes del régimen. Es muy complicado vivir en Ecuador, si piensas con tu propia cabeza.

Escribir hoy en Ecuador es jugarse la vida.

Pero, sigo escribiendo, porque como digo en mi libro ESCRIBIR ES LA VICTORIA.

Cuéntame de tu actualidad. ¿Usas o confías en la tecnología para almacenar los datos que ahora investigas? ¿Cómo ha cambiado tu vida esta pérdida de confianza en las tecnologías de la comunicación? ¿Qué precauciones tomas ahora para protegerte de los servicios de inteligencia nacionales que seguramente te buscan y usan los resultados de su espionaje electrónico para hacerlo?

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El “Grupo de Intervención y Rescate” de la policía (llamados coloquialmente Robocops) que realizaron el allanamiento a la casa del periodista.

El problema no es la tecnología. Es más, utilizaba sistemas de protección, manejaba equipos considerados los más seguros. Te comento que desde el 2010, por más de unas 40 ocasiones mis cuentas de correo fueron atacadas. Creo que no pudieron vulnerar las seguridades, por ello tuvieron que armarse de 13 Robocops, como se le dice a los policías de élite. Como no pudieron vulnerar mis seguridades digitales, tuvieron que utilizar mecanismos romos, como tumbar puertas, y apropiarse directamente de los equipos e información.

Desde el allanamiento, y en la clandestinidad, aprendes a vivir en la obscuridad, a desconfiar hasta de tus pupilas. Prácticamente debes crear un mundo paralelo para desenvolverte. Manejas información encriptada. Me tocó volver a trabajar como antes, con información impresa. Escaneas, imprimes, vuelves a escanear, procuras no dejar huellas. Ellos siguen tus huellas digitales, las huellas de tus máquinas, de tus documentos. Desconfío de mis fuentes, porque el gobierno puede utilizar a una de esas fuentes para tenderme una trampa, enviarme información falsa, por ejemplo.

Quien busca la verdad es superior al que la esconde, aunque no tenga tecnologías.

El problema o las preocupaciones que ellos tienen, para mi no son las tecnologías de la información, es la información que tengo. La información que tengo es pública, no es privada. No me interesa si el Presidente tiene relaciones sexuales todos los días, con quien sea, o si los ministros son vegetarianos. No. Me interesa lo que hagan con los recursos públicos, y eso es un tema público, es decir, no me preocupa que ellos sepan que yo tengo esa información, me preocupa que no pueda difundirla, que el país esté cubierto por una nube se impunidad y silencio mediático. La clave es saber leer los documentos, ponerlos en contexto, ubicar cada pieza en su sitio, ese es el trabajo. Por ejemplo, si cualquier persona encuentra un contrato petrolero en la calle, no entiende nada, pero si alguien que sabe lo encuentra, con seguridad va a encontrar muchas cosas de interés colectivo.

Yo sigo manejando tecnologías y confío en ellas. Sólo que he aprendido a usarlas mejor, a blindarme. Quien busca la verdad es superior al que la esconde, aunque no tenga tecnologías.

¿La censura a tu cuenta de Twitter ha ocurrido cuántas veces? Esto es sólo un método de censura, ¿qué otras vías de comunicación se te han cerrado?

La suspensión de mi cuenta de Twitter se dio por primera vez en respuesta a la difusión de un tuit en el cual denuncié al agente de inteligencia Erik Shive López, quien lidera la persecución a mi familia y está encargado de mi detención. Revelé un tuit en el cual Shive aparece junto a su esposa y amigas. La foto fue tomada de Facebook, es decir, no se trataba de información reservada o privada. El gobierno pidió a Twitter que suspenda mi cuenta por haber difundido información privada. Luego de dos semanas de suspensión Twitter rehabilitó mi cuenta y nunca retiró los tuits referidos. José Serrano me dio 24 horas para que pruebe que Erik Shie estaba a cargo de esas pesquisas. Es por demás evidente, además, mi esposa que se reunió con el Ministro el 12 de septiembre de 2014 le entregó un CD con más de 15 fotos de agentes que le persiguen. Ella le exigió que pare el acoso. Toda esa documentación fue entregada a la Comisión Interamericana de derechos Humanos CIDH y al Comité para la Protección de Periodistas CPJ.

Lo de Twitter es una vía simple. Lo más complicado es que los grandes medios viven un estado de autocensura. La información que les envío se queda en los escritorios de la redacción. Al nivel de periodismo de investigación, solo PlanV es una puerta libre en estos momentos.

Sin duda, el allanamiento, el secuestro oficial de la información, la sentencia, la destitución de Cléver Jiménez es parte de una estrategia gubernamental de silenciamiento de los disidentes que investigamos. No es que sea un gobierno autoritario per se, se trata de crear un agujero negro, que absorba y oculte todo.

Es un enorme golpe al país, a la moral pública, al derecho a estar informado. Es un atentado a la libertad de información, que el país no pueda conocer libremente lo que pasa con el manejo de los fondos públicos.

Para personas que les interesa defender del espionaje, le recomiendo estos recursos. Periodistas y defensores de derechos humanos en Ecuador pueden contactarse con la Asociación de Software Libre para solicitar ayuda práctica en estos temas, o directamente conmigo, escribiéndome a mi correo:

 lagringa

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